Seba trabajaba todas las noches hasta las 3
AM, tenia una hora en el 120 desde el archivo del diario hasta su casa. Esa noche estaba particularmente cansado, su equipo había perdido por
goleada y el tener que verlo en todas las primeras planas de los diarios que armaba lo habían sacado de sus casillas, además, esa tarde tubo una fuerte discusión con su novia que termino en un violento portazo. Tenia los brazos cansados de repartir los diarios puesto por puesto, mientras viajaba en el colectivo solamente pensaba en una ducha y a la cama por un poco de
TV. Bajo en la esquina opuesta a la suya camino un poco mas de media cuadra hasta llegar a la puerta de su edificio, empujo con la poca fuerza que le quedaba esa puerta pesada de
blindex y tomo el ascensor al 4 piso. Todo iba normal se saco las zapatillas y, dejo su remera y
jean sobre una silla en el comedor. Se metió a la ducha mientras pensaba en lo cansado que estaba, se puso su ropa de cama y programo el
TV para que se apagara automáticamente. De apoco se iba relajando y adentrando mas y más en un sueño profundo. La noche transcurría lo más normal posible solo los grillos interrumpían y quebraban el silencio de la madrugada, cuando
derrepente como un despertador natural un agudo e insoportable sonido altero toda la paz, tranquilidad y armonía del cuarto, eran los ladridos de un perro pequeño por el agudo de sus ladridos pero no por menos insoportable.
Sebastián sintió como si una guerra se hubiese desatado en su cabeza, trato de aislarse del desgarrador sonido tapando su cabeza con la almohada, pero era inútil el ladrido parecía intensificarse mas y más con el paso de los segundos, entonces
Seba grito: CALLEN A ESE PERRO!!! LA P.... MADRE!!! Pero nadie respondió, y entonces volvió a gritar mas fuerte:
CÁLLENLO!!! Y otra vez nadie hizo caso a su plegaria. Entonces se levanto furioso se puso el
jean que había dejado sobre la silla y sin
abrocharlo tomo un palo que tenia junto a la puerta de su habitación por si alguien quería entrar a la fuerza.Salió al pasillo y camino sobre el helado piso de cerámico bordo, llego a la puerta de donde provenía el ruido, sabia que allí vivía una amable
viejita pero no por eso su perro dejaba de ser insoportable, golpeo con fuerza una vez, pero nadie atenido, para este momento el ladrido parecía
perforarle los oídos, volvió a golpear con mas fuerza, y otra vez no encontró respuesta, se agacho para mirar por la cerradura pero no encontró nada mas que un viejo departamento lleno de antigüedades, mientras se preparaba para volver a golpear
Seba sintió como el ladrido se metía en su cabeza y ante la desesperación golpeo con mas fuerza y grito ABRAN LA PUERTA!!! Pero nada, la histeria empezó a invadir a
Sebastián que no aguantaba mas el agudo ladrido, trato de taparse los odios cuando
derrepente, se fue como por arte de magia, ante esa
sopresa Sebastián se vio aturdido por la situación, de golpe la puerta se abrió,
Seba dudo si entrar o no miro a las otras puertas por si veía a algún vecino que tomara valor para entrar con el, pero no había nadie, entonces respiro ondo y empujo la vieja puerta de madera, miro al frente y no vio nada y de apoco metió su cabeza y miro hacia los costados, sentía que el corazón se le iba a salir por la boca mientras observaba la habitación, parecía de cuento toda vieja y con telarañas Por todas partes, en el centro una vieja y maciza mesa redonda de roble con 5 sillas, sobre ella una tetera que parecía muy antigua.
Sebastián dijo hola, pero el sonido recorrió toda la casa sin respuesta, entonces dijo " vecina soy
Sebastián del departamento tres vine a ver si pasaba algo por que su perro no dejaba de ladrar, pero veo que todo esta bien ahora me voy a retirar", espero dos segundos y nadie respondió, cuando sintió como un
flash lo encandilaba cubrió sus ojos con su brazo libre, mientras que en el otro sostenía fuertemente el palo que llevaba con el,
derrepente sus piernas se adormecíeron y un cosquilleo le subía por la espada baja, el palo callo de sus manos y quedo totalmente inmóvil, su mente trabajaba a 200 por segundo y estaba al borde un ataque de panico, intento gritar pero su voz se había ido, sentio sus párpados cada vez mas pesados y de un golpe se desplomo, cuando despertó estaba sobre la cama de su vecina pero no podía mover ninguna parte de su cuerpo excepto sus ojos, miro hacia un costado y estaba el perro de la vecina, un pequeño
caniche, tieso como
imnotizado, miro hacia el otro lado y contra la ventana que daba a la calle estaba su vecina sentada en una silla mecedora, de manos cruzadas miraba hacia la calle fijamente, mientras la silla se movía a un rimo
atontador. Trato de hablarle y hasta
gritarle pero no habia recuperado su voz, el aire estaba denso y hacia muchisimo calor, sintió que algo en él estomago le quemaba, era tanto el ardor que lo volvia loco.D
errepente la silla de su vecina se volteo y sin levantarse, alzo su cabeza tenia la mirada perdida,
Sebastián diviso algo raro en sus ojos, pero no pudo prestar mucha atención ya que el ardor en su estomago era cada vez mas y mas fuerte. Como si fuera un
flash su vecina de puso de pie, lo miro y torció su cabeza de lado como buscando entenderlo, se dio vuelta y camino hasta la puerta de la habitación.
Sebastián noto que su caminar era algo raro, como si se moviera entre
flashes y de una forma un poco
robotizada. Cuando la mujer se alejo el calor en su estomago ceso, sintió como de apoco recuperaba la movilidad, intento levantar su cabeza y vio una infinidad de aparatos y herramientas que jamas había visto en su vida, miro el resto de su cuerpo y estaba tendido desnudo sobre una camilla de metal atado de pies y mano, intento
zafarse forcejeando pero fue inútil,
derrepente, ve
atraves de la puerta dos siluetas que se acercaban al cuarto, su desesperación subió de 0 a 100 en un segundo, mientras forcejeaba con las amarras dos personas entraron al cuarto, la primera era la
viejita otra vez con la mirada perdida y atrás de ella venia un viejo que parecía ser su marido, también con la mirada perdida, lo que
Seba pudo atender esta vez era que Sus ojos estaban de un color extraño. mientras seguía forcejando la
anciana con una voz ronca dijo: " ya esta listo",
Sebastián miro como el anciano tomaba un raro instrumento ,con una punta que parecía muy filosa, la anciana coloco sobre el unas luces que lo encandilaron, empezó a gritar con todas sus fuerzas pero nadie lo escucho, trato de
safarse pero le era imposible, las
lagrimas le caían de los ojos, y se escucho como el anciano puso en marcha su maquina, y la acercaba poco a poco hacia su estomago, la anciana le cubrió los ojos con una especie de venda húmeda y rocío una especie de liquido sobre su boca y nariz que hizo que volviera a caer en un profundo sueño.
Sebastián abrió de apoco los ojos y se encontró en su cama, miro su estomago y no encontró nada raro, reviso su reloj y eran las 5:30
AM, se sentó en la cama tratando de explicarse que había pasado, había sido todo tan real, tan verdadero, volvió a mirar su estomago y nada, se levanto despacio y camino a su baño, se lavo la cara una dos y tres veces seguidas, volvió hacia la puerta de la entrada a su casa y puso su ojo en la mirilla, todo estaba tan tranquilo tan quieto, abrió la puerta y miro el pasillo, vacío el aire estaba tan sereno y silencioso que podía escuchar su respiración, volvió a entrar prendió un cigarrillo y puso la
tele. No pudo concentrarse hasta que salió el sol, mas o menos a las 7
AM, fue ahí donde suspiro y dijo seguro fue un mal sueño, volvió a programar la
TV, acomodo su almohada se dio vuelta en la cama y cuando abrió lo ojos para ver donde iba a apoyar su cabeza noto que el palo que sabia estar junto a la puerta de su habitación no estaba.