jueves, 10 de junio de 2010

miércoles, 12 de agosto de 2009


a veces pasa que la musica que escuchamos la pasamos por alto, sin apreciarla, sin entenderla, sin sentirla y sobre todo dejando que sea un ruido sobre el silencio que nos distrae.Tal vez esa sea la funcion que debe cumplir o tal vez no.el saber apreciar una cancion es mas que solamente saber la letra, los acordes, las notas, los tiempos, los arreglos, los solos. El saber entenderla y encontrarle un sentido propio, hay tantas versiones de una cancion igual a la cantidad de personas que la escuchan.una cancion me hace pensar en vos y otra olvidarte.una cancion me lleva a mi casa y otra me lleva de viaje.una cancion me hizo conocerte y una cancion te llevo lejos de mi.una cancion me hizo reir con amigos, una cancion me hizo perder mis amigos.hay una cancion para cada momento y hay momentos para las canciones.hay canciones para soñar, para cerrar los ojos y recordar, emocionarse, deprimirse,alegrarse, animarse, amar, des-amar, etc.hay canciones que dicen mucho de uno, hay algunas que no dicen nada de nadie,o dicen todo de todos.hay canciones que buscan ser escuchadas, hay canciones que se hacen escuchar y canciones que no escucha nadie.hay musica para encontrarse con uno mismo, musica para escaparse de uno mismo, musica de la que escapamos.
mi punto es por ahi vemos en donde en realidad tenemos que mirar con atencion.en este caso escuchamos cuando tenemos que OIR, la musica es parte de todo, desde que naces hasta de dejas de nacer, desde que vivis hasta que dejas de vivir, desde que moris hasta que dejas de morir.Sea el estilo que sea, el idioma que sea , el sentido que tenga.

quiero tus sonrrisas para completar mis melodias.

miércoles, 24 de junio de 2009

dale

un dia se levanto de la cama y dijo basta ... dejo de hacerce problemas por cosas que habian quedado en el pasado, se afeito la barba y mientras lo hacia pensaba en momentos felices con ella. Se pregunto que habia pasado, que habia cambiado, por que todo tan repentino. mientras preparaba un cafe prendio la radio, la temperatura era 17 grados y la sensacion terminca de 20.Mordio una galleta salada,leia su libro de Garcia marquez y mientra escogia frases al azar se dio cuenta que habia malgastado gran parte de su vida llorando por algo que no le correspondia, *"No llores porque ya se terminó... sonríe, porque sucedió." esa fue la cita que le dio un giro a su cabeza , penso ahora si sin culparla, sin tomar un bando, sin ser victima ni victimario, y realmente se dio cuenta que ella no era para el, que por mas que estire el tiempo el resultado hiba a ser el mismo. Tomo su cafe y salio a la calle, se dio cuenta que ahora ya no estaba todo gris, que las casas habian tomado colores, que realmente estaba vivo...
*cita de garcia marquez


y me voy a dormir otro dia lo sigo

viernes, 22 de mayo de 2009

OTOÑO

Ana tiene 17 años, No llega a tocarse la punta de los pies en educación física y siempre saca ochos en su clase de historia, le gusta poner música, acostarse y cerrar los ojos e imaginar las historias que relatan las canciones. Ama pasear en su bicicleta en otoño, se pone su antiguo sobretodo, sus viejos guantes con pompones (que eran un regalo de su abuela), una perfumada bufanda escocesa, se arma un rodete a la altura del remolino, pone su lista de canciones en el mp3 y sale. le gusta el ruido que hacen las hojas secas cuando ella las pisa y ese olor nostálgico a humedad en el aire. No mira mucha tele, pero le dedica mucho tiempo a sus libros sus preferidas son esas historias de amor enrredadas con personajes tan reales que podrían ser sus vecinos.Francisco tiene 19 años, no le gusta correr mucho y siempre lleva con el un colgante que le regalo su mama. Le gusta el cine mudo y sobre todos las películas sin sentido. Le gusta salir a caminar sin rumbo, perderse entre las calles de la ciudad e imaginar historias en el camino, usa siempre el pelo desprolijo (ya que odia peinarse), le gusta comer tortafritas los días de lluvia y mirar por la ventana del edificio, observa como la gente corre con sus paraguas y se moja en las esquinas. No le gustan los deportes, prefiere siempre un café y charlar con su conciencia mientras hace que lee el diario o algún libro, le encantan las historias de personas comunes, con situaciones que hasta a el podrían pasarle. Siempre usa un viejo suéter que era de su hermano y unas viejas zapatillas que según él le traen suerte.Ana y Francisco viven en la misma ciudad, pero nunca se conocieron, nunca se miraron y menos se hablaron, no tiene amigos en común, pero si comparten muchos intereses.Era un jueves silencioso, frío y húmedo en la ciudad, esos días en donde nada puede pasar, pero no era el caso para Francisco y Ana.Ana se preparaba para un paseo en bicicleta había, discutido con su mama por que su hermano menor desordeno toda su habitación, así que para despejarse se preparo como siempre y salió.Francisco por el contrario estaba aburrido sin nada que hacer en su casa, entonces decidió salir a caminar, esperar a que abran las cafeterías tomar un café, leer un poco y tal vez comprar un disco nuevo. Tomo su campera de gabardina, la cual le había regalado su tío que era de sus días en la armada, y se la puso sobre su viejo suéter, ato los cordones de sus zapatillas y puso un libro de POE en el bolsillo de su campera.Ana salió por la avenida y se disponía a pasear por el parque en su antigua bicicleta, quería sentir como caían las hojas mientras ella atravesaba los arboles. Francisco decidió cortar camino por el medio del parque para sentir el otoño mientras imaginaba las historias que podrían haber sucedido alrededor de los arboles.Ana venia distraída mirando la nada mientras su tema preferido pasaba en el mp3, Francisco venia mirando unos pájaros que reforzaban el nido y se preparaban para el frío invierno. Ana no vio la piedra que golpeo contra su rueda delantera haciéndola perder el control y salirse del sendero, Francisco se percato de la bicicleta de Ana cuando choco contra él haciéndolo caer de espaldas.Ana lo miro desde el piso y fue como un flechazo instantáneo, en cambio francisco lo único que observaba era la rueda delantera de la bicicleta toda torcida por el golpe.Ana dio un salto y se dio a la rápida tarea de levantar la bicicleta para socorrer a francisco, el solamente podía pensar en el dolor en su rodilla causado por el manubrio, Ana lo ayudo a pararse y mientras francisco acusaba su dolor pudo divisarla, rápidamente abrió los ojos y se sacudió las hojas que tenia por todo el cuerpo, trato de ordenarse lo mas rápido posible y decir algo inteligente, pero no podía decir ni una palabra, por el contrario, Ana le pidió disculpas en 14 idiomas diferentes y no paraba de hablar, se había sonrrojado y no tenia idea de lo que estaba diciendo pero no podía detenerse. Francisco veía que la boca de Ana se movía pero no escuchaba nada, no podía quitar la vista de los detalles de Ana, su rodete desaliñado, su piel blanca y sus ojos verdes. Ana también se había detenido a mirar a francisco con su pelo todo desarreglado y la hoja seca que colgaba del mismo, sus hojos de color café y la simetría entre sus orejas. Al fin francisco entro en si y le dijo balbuceando "estas bien", Ana se sonrojó y dijo " si, si vos estas bien", el contesto " si unos huesos rotos nada mas " y ambos rieron , Ana extendió su brazo y saco la hoja del pelo de francisco, el se llevo la mano al bolsillo de su campera y vio que no tenia el libro, Ana le pregunto si le pasaba algo y el dijo "no, no pasa que tenia un libro y nose donde esta". Ana bajo la mirada y le dijo " acá esta " mientras se agachaba para tomarlo no advirtió que francisco también se había percatado de la ubicación del libro y se disponía a hacer lo mismo, entonces sus cabezas chocaron. Ana callo hacia atrás tomándose la cabeza y francisco largo una carcajada mientras decía "parece que hoy no es nuestro día", Ana se sonrío y levanto ante sus ojos el libro que había alcanzado a tomar miro la portada y vio que era su libro preferido "cartas de un poeta" de Allan Poe, se paro y le dijo: " veo que sabes leer, y también sabes que leer". Francisco se sonrío y dijo " algo, disculpa no se tu nombre todavía", Ana sonrío y dijo "me llamo Ana, vos?" , "Francisco" dijo él, mientras levantaba la maltrecha bicicleta, "parece que vas a volver caminando, tu pobre bici no da mas", Ana se tomo la frente y dijo " no, eso me pasa por colgada". Francisco titubeando le pregunto " sino tenes problema yo puedo acompañarte, además la bicicleta es pesada para que la lleves vos sola". Ana moría por dentro de las ganas de decirle que si pero no quería volver a su casa " no te hagas problema, además vos seguro que tendrás mejores cosas que hacer", francisco se río y empezó a caminar mientras dijo " entonces por el golpe me debes un café ", Ana no pudo evitar suspirar y pensar que era todo muy armado para ser verdad, prefirió no pensar y dijo "bueno eso puede ser".En el camino Ana y francisco hablaron de mil cosas, ella le contó de su gusto por el olor a quita esmalte y el de su extraño gusto por los escalofríos, la tarde paso entre historias, un café y submarino. Ana se olvido la discusión con su mama y francisco de comprar su disco, habían perdido la noción del tiempo y el espacio, francisco sintió su teléfono vibrar pero no le dio importancia, por el contrario Ana respondió a un llamado de su padre el cual preguntaba si iba a ir a cenar, Ana se disculpo con Francisco, el entendió perfectamente y pidió la cuenta, se puso de nuevo su viejo saco de gabardina y mientras lo abotonaba observo lo hermosa que se veía Ana, esa mezcla entre sencillez e inocencia, pero al mismo tiempo le atraía lo inteligente y divertida que era. Ana acomodo su bufanda y observo a Francisco como acomodaba el libro en su bolsillo y no podía describir la sensación que sentía, ella sabia que el era diferente a todos los que había conocido era tan dulce, gracioso, simpático, elocuente y todo eso se potenciaba con la sencillez de su persona, esa sonrisa que la hipnotizaba y sus ojos color café que hacían que se perdiera completamente. Francisco dijo "vamos" y Ana contesto "dale".Caminaron por el parque Ana tomo ligeramente el brazo de Francisco, el la miro y sonrío, como asintiendo a la reacción de Ana,cruzaron la avenida, y doblaron en la esquina a la derecha, Ana señalo una casa con tejar negras y dijo "es acá ", Francisco entrego la bicicleta y señalo lo bien que lo había pasado, Ana abrió la pequeña cerca de madera, entro la bicicleta y dijo " yo también la pase muy bien, y disculpa de nuevo por el golpe", el se sonrío y dijo "no hay problema y bueno será hasta la próxima, la verdad que un gusto Ana", ella lo miro y dijo "El gusto fue mío" mientras cerraba la pequeña reja.Poco a poco francisco se alejo, mientras Ana lo observaba desde la venta, cuando perdió la visibilidad de su silueta cerro la cortina y se tiro boca arriba en la cama, suspiro y cerro sus ojos, sintió como un hormigueo en sus pies, se dio media vuelta en la cama y puso música.Francisco metió sus manos en el bolsillo y mientras caminaba no dejaba de pensar en la sonrisa de Ana, camino de nuevo hasta la avenida, allí tomo el 107, sé sentó en el 4 asiento de la fila doble, saco el libro de nuevo y leyó la ultima parte, se bajo en la esquina camino media cuadra metió la llave, saludo al portero que leía el diario mientras comía medialunas, llamo el ascensor y subió al 7 piso, su mama le pregunto si hiba a comer, francisco dijo "no, gracias" , se recostó y mirando el techo se quedo dormido

lunes, 4 de mayo de 2009

DOS CAFIAS CON AGUARAZ

Seba trabajaba todas las noches hasta las 3 AM, tenia una hora en el 120 desde el archivo del diario hasta su casa. Esa noche estaba particularmente cansado, su equipo había perdido por goleada y el tener que verlo en todas las primeras planas de los diarios que armaba lo habían sacado de sus casillas, además, esa tarde tubo una fuerte discusión con su novia que termino en un violento portazo. Tenia los brazos cansados de repartir los diarios puesto por puesto, mientras viajaba en el colectivo solamente pensaba en una ducha y a la cama por un poco de TV. Bajo en la esquina opuesta a la suya camino un poco mas de media cuadra hasta llegar a la puerta de su edificio, empujo con la poca fuerza que le quedaba esa puerta pesada de blindex y tomo el ascensor al 4 piso. Todo iba normal se saco las zapatillas y, dejo su remera y jean sobre una silla en el comedor. Se metió a la ducha mientras pensaba en lo cansado que estaba, se puso su ropa de cama y programo el TV para que se apagara automáticamente. De apoco se iba relajando y adentrando mas y más en un sueño profundo. La noche transcurría lo más normal posible solo los grillos interrumpían y quebraban el silencio de la madrugada, cuando derrepente como un despertador natural un agudo e insoportable sonido altero toda la paz, tranquilidad y armonía del cuarto, eran los ladridos de un perro pequeño por el agudo de sus ladridos pero no por menos insoportable. Sebastián sintió como si una guerra se hubiese desatado en su cabeza, trato de aislarse del desgarrador sonido tapando su cabeza con la almohada, pero era inútil el ladrido parecía intensificarse mas y más con el paso de los segundos, entonces Seba grito: CALLEN A ESE PERRO!!! LA P.... MADRE!!! Pero nadie respondió, y entonces volvió a gritar mas fuerte: CÁLLENLO!!! Y otra vez nadie hizo caso a su plegaria. Entonces se levanto furioso se puso el jean que había dejado sobre la silla y sin abrocharlo tomo un palo que tenia junto a la puerta de su habitación por si alguien quería entrar a la fuerza.Salió al pasillo y camino sobre el helado piso de cerámico bordo, llego a la puerta de donde provenía el ruido, sabia que allí vivía una amable viejita pero no por eso su perro dejaba de ser insoportable, golpeo con fuerza una vez, pero nadie atenido, para este momento el ladrido parecía perforarle los oídos, volvió a golpear con mas fuerza, y otra vez no encontró respuesta, se agacho para mirar por la cerradura pero no encontró nada mas que un viejo departamento lleno de antigüedades, mientras se preparaba para volver a golpear Seba sintió como el ladrido se metía en su cabeza y ante la desesperación golpeo con mas fuerza y grito ABRAN LA PUERTA!!! Pero nada, la histeria empezó a invadir a Sebastián que no aguantaba mas el agudo ladrido, trato de taparse los odios cuando derrepente, se fue como por arte de magia, ante esa sopresa Sebastián se vio aturdido por la situación, de golpe la puerta se abrió, Seba dudo si entrar o no miro a las otras puertas por si veía a algún vecino que tomara valor para entrar con el, pero no había nadie, entonces respiro ondo y empujo la vieja puerta de madera, miro al frente y no vio nada y de apoco metió su cabeza y miro hacia los costados, sentía que el corazón se le iba a salir por la boca mientras observaba la habitación, parecía de cuento toda vieja y con telarañas Por todas partes, en el centro una vieja y maciza mesa redonda de roble con 5 sillas, sobre ella una tetera que parecía muy antigua. Sebastián dijo hola, pero el sonido recorrió toda la casa sin respuesta, entonces dijo " vecina soy Sebastián del departamento tres vine a ver si pasaba algo por que su perro no dejaba de ladrar, pero veo que todo esta bien ahora me voy a retirar", espero dos segundos y nadie respondió, cuando sintió como un flash lo encandilaba cubrió sus ojos con su brazo libre, mientras que en el otro sostenía fuertemente el palo que llevaba con el, derrepente sus piernas se adormecíeron y un cosquilleo le subía por la espada baja, el palo callo de sus manos y quedo totalmente inmóvil, su mente trabajaba a 200 por segundo y estaba al borde un ataque de panico, intento gritar pero su voz se había ido, sentio sus párpados cada vez mas pesados y de un golpe se desplomo, cuando despertó estaba sobre la cama de su vecina pero no podía mover ninguna parte de su cuerpo excepto sus ojos, miro hacia un costado y estaba el perro de la vecina, un pequeño caniche, tieso como imnotizado, miro hacia el otro lado y contra la ventana que daba a la calle estaba su vecina sentada en una silla mecedora, de manos cruzadas miraba hacia la calle fijamente, mientras la silla se movía a un rimo atontador. Trato de hablarle y hasta gritarle pero no habia recuperado su voz, el aire estaba denso y hacia muchisimo calor, sintió que algo en él estomago le quemaba, era tanto el ardor que lo volvia loco.Derrepente la silla de su vecina se volteo y sin levantarse, alzo su cabeza tenia la mirada perdida, Sebastián diviso algo raro en sus ojos, pero no pudo prestar mucha atención ya que el ardor en su estomago era cada vez mas y mas fuerte. Como si fuera un flash su vecina de puso de pie, lo miro y torció su cabeza de lado como buscando entenderlo, se dio vuelta y camino hasta la puerta de la habitación. Sebastián noto que su caminar era algo raro, como si se moviera entre flashes y de una forma un poco robotizada. Cuando la mujer se alejo el calor en su estomago ceso, sintió como de apoco recuperaba la movilidad, intento levantar su cabeza y vio una infinidad de aparatos y herramientas que jamas había visto en su vida, miro el resto de su cuerpo y estaba tendido desnudo sobre una camilla de metal atado de pies y mano, intento zafarse forcejeando pero fue inútil, derrepente, ve atraves de la puerta dos siluetas que se acercaban al cuarto, su desesperación subió de 0 a 100 en un segundo, mientras forcejeaba con las amarras dos personas entraron al cuarto, la primera era la viejita otra vez con la mirada perdida y atrás de ella venia un viejo que parecía ser su marido, también con la mirada perdida, lo que Seba pudo atender esta vez era que Sus ojos estaban de un color extraño. mientras seguía forcejando la anciana con una voz ronca dijo: " ya esta listo", Sebastián miro como el anciano tomaba un raro instrumento ,con una punta que parecía muy filosa, la anciana coloco sobre el unas luces que lo encandilaron, empezó a gritar con todas sus fuerzas pero nadie lo escucho, trato de safarse pero le era imposible, las lagrimas le caían de los ojos, y se escucho como el anciano puso en marcha su maquina, y la acercaba poco a poco hacia su estomago, la anciana le cubrió los ojos con una especie de venda húmeda y rocío una especie de liquido sobre su boca y nariz que hizo que volviera a caer en un profundo sueño.
Sebastián abrió de apoco los ojos y se encontró en su cama, miro su estomago y no encontró nada raro, reviso su reloj y eran las 5:30 AM, se sentó en la cama tratando de explicarse que había pasado, había sido todo tan real, tan verdadero, volvió a mirar su estomago y nada, se levanto despacio y camino a su baño, se lavo la cara una dos y tres veces seguidas, volvió hacia la puerta de la entrada a su casa y puso su ojo en la mirilla, todo estaba tan tranquilo tan quieto, abrió la puerta y miro el pasillo, vacío el aire estaba tan sereno y silencioso que podía escuchar su respiración, volvió a entrar prendió un cigarrillo y puso la tele. No pudo concentrarse hasta que salió el sol, mas o menos a las 7 AM, fue ahí donde suspiro y dijo seguro fue un mal sueño, volvió a programar la TV, acomodo su almohada se dio vuelta en la cama y cuando abrió lo ojos para ver donde iba a apoyar su cabeza noto que el palo que sabia estar junto a la puerta de su habitación no estaba.